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¡CERVEZA, NOCHE Y ROCANROL!

Por Elí Sánchez

6:00 pm. La jornada laboral ha concluido. Han sido 5 días de ardua macheteada que deja como resultado una modesta raya. La energía que nos resta a mí y a los compas de la chamba no se puede desperdiciar y andamos decididos a acabárnosla en nuestro barrio, los Pedregales.
7:00 pm. Doña Elodia, en Zapotecas y Tepalcatzin tiene el toque necesario para iniciar el recorrido, ya que se dice por ahí que venden las mejores micheladas del rumbo y, después de algunas degustaciones, la verdad da lo mismo, porque el chiste es cotorrear un rato.
9:30 pm. Todavía hay pila y la noche está como pa’ aullarle a la luna y menear el bote, así que decidimos caerle al Karaoke de El Tío en eje 10, ya cerca de Los Reyes, donde se pone bueno, ya que forma parte de la acera reventada con La Fábrica de Velas a un lado y la Chelodia al otro.
El Tío es un gran tipo, se llama Dámaso y platica que -el karaoke es un destello de lo que puedes cantar, para los jóvenes que vengan y desahoguen su ímpetu, su ser, su sentimiento por medio de una canción acompañada por una cerveza- salud por eso Tío.
12:00 pm. ¡Queremos Rock! Ya con los ojitos brillosos, le caemos al nuevo lugar de los Pedregales,
Visitar este changarrrock exactamente frente a la Iglesia de la Resurrección nos cayó de perlas, por las ganas que teníamos de rockearle con la cumbia más sabrosa o fresearle con el más meloso black metal del rumbo, ya que acá ponen hasta las de José Alfredo si se les hincha (y a veces se les hincha). Además la chela estaba bara bara y justo quedó dinerito pa’ lo que nos quedaba.

2 :00 am. Diría Slim: “Vamos por todo”. Los sobrevivientes: mi brother del jale, el “Chaca”, un carnalito rezagado de la Libélula y yo mero nos lanzamos pegando propaganda sobre Avenida Aztecas hasta que juntito al Elektra, llegamos a nuestro destino. Con un letrerito de madera en la entrada que dice: aquí no se ejerce la discriminación, El Amazonas nos recibe con gusto.

Ya entrados en la fiesta conocimos a unas señoritas muy amables que nos atendieron como reyes, que brindaron con nosotros y hasta nos mostraron bailes muy movidos en el tubo sin pudor ni preocupación por la poca ropa que vestían, con aplausos y silbidos las felicitamos por su controvertida, pero estimulante chamba, por que a fin de cuentas es eso, un bisne y si a alguien no le gusta, pos que no venga.

5:00 am. Mauricio, el encargado, amablemente nos da las gracias por haberlos acompañado en su local. Acá no aplica la de “puedes ver pero no tocar”, si no la de “puedes ver (y hasta tocar), pero tienes que consumir” y nosotros sin un clavo más en el bolsillo devolvemos el agradecimiento. Nos despide diciendo: los esperamos cuando gusten.

Al final, en un columpio del camellón de Aztecas y mirando de vez en vez el amanecer, hago una pausa filosófica, de esas que sólo alguien en las mismas condiciones podría hacer, y pienso que el barrio ha demostrado que aquí en los Pedregales la vida se vive de día y de noche. Después tomo una siesta.