MINIFICCIONES

Por José Luis Enciso

CIRCE LIMPIANDO LA CASA

Harta del mal aliento de Ulises, Circe preparó un plan de
asepsia convirtió en hombres a los puercos que
dormían en el chiquero, con lo que Ulises, presto a las
parrandas como todos los de su género, se largó en
compañía de sus nuevos amigos –los antiguos puercos- a
una juerga de la que jamás volvió. Circe pudo entonces
respirar el aire limpio de su isla con toda tranquilidad.

Y TODO POR SER TAN GRANDE

Érase un Dios tan grande, tan, tan grande, que desde la tremenda
altura en la cual se hallaban sus ojos y sus oídos, le resultaba
imposible ver y escuchar las imágenes y las voces de algunos
hombrecitos que se arrastraban acercándose a Él –llenos de fe y
esperanzados en rozar siquiera los pies de su Señor-, mientras que
Éste, al caminar, aplastaba a tales hombrecitos sin darse cuenta, con
una indeferencia de la cual no era culpable, sino víctima.

NO TODOS LOS ARGENTINOS…

En cierta ocasión Jorge Luis Borges, figura central de la literatura
hispanoamericana, afirmó que el futbol soccer es un deporte
"estéticamente feo". Justo es atender esta lapidaria sentencia
partiendo de una precisión sin adjetivo: Borges era ciego.

INDIFERENCIA
(COGITO "EGO" SUM)

—Antes de que me mate respóndame algo –pidió Rabela-. ¿Cómo consiguió llegar hasta aquí sin ser vista por los perros guardianes del patio trasero? Seguramente se coló por alguna grieta del muro que colinda con el baldío de la vanidad, ¿no es cierto? No le importó arrastrarse entre los contenedores de basura que almacenan las esperanzas perdidas de este cochino vecindario; así pudo llegar hasta acá, ¿no es verdad? Vamos, diga algo siquiera...


Pero la Indiferencia no dijo nada, como si no fuera capaz de oír las preguntas de la angustiada mujer. Pasó serena, como sorda, como ciega, como muda; mientras, a su espalda, caía el cuerpo de Rabela, ignorada, sin vida.