ELLOS EN EL CAMINO AL CIELO

Por Federica Barba

El semáforo anuncia  con su luz el alto total para los automovilistas que transitan sobre Eje 10 y el inicio de una rutina ensayada en varias ocasiones. Desde su auto, Sixto Gerardo, ve con atención realizar algunas acrobacias  y maromas de tres personajes, uno de ellos porta la máscara de un político conocido. Los tres concluyen su acto y pasan  entre los carros en espera de una moneda.

Gerardo regresa a la misma esquina y sin que se den cuenta decide tomarles varias fotografías porque ya ha pensado hacer algo con las mismas. Para él, este acto callejero, es una imagen estética y urbana.  Ha pasado tiempo de esto, pero Sixto lo recuerda como si hubiese ocurrido ayer.

Hector Bautista
Sixto es nativo de la colonia Santo Domingo y ha visto los cambios que se le han hecho desde su fundación. En su infancia Sixto observaba con admiración, pero sin entender, a su hermano Sergio pintar figuras  de caricaturas sobre los vidrios empañados de los microbuses cuando llovía.
Tras la muerte de su hermano, Sixto le encontró el sentido a los trazos de Sergio, y comenzó a involucrarse con el arte. Se convierte en Licenciado en Escultura, egresado  desde hace 10 años de la escuela La Esmeralda cuando las instalaciones se encontraban cerca del Metro Hidalgo.
Reflexiona el  porqué esos niños trabajan en la calle, qué los orilla  a estar en Eje 10  y en cualquier otra esquina de la Ciudad de México.
Gerardo piensa “que en sus casas no tienen el apoyo necesario, son hijos de padres jóvenes que no tuvieron educación, se casaron jóvenes y los niños tienen que ayudar al sustento, tienen descuido en su casa, van a la escuela y los demás niños sin darse cuenta son crueles, porque así son los niños, se burlan de ellos por tener un hoyo en el pantalón o el moco de fuera, porque van greñudos, están sucios”.

 “Y empiezan a desertar de la escuela, buscan un refugio en la calle y  allí están  expuestos a todos los peligros: prostitución, explotación, secuestros, robo de órganos, que los atropellen, a que trabajen como trabajan”.

Sixto lo observa todo. Mira en la pared, en los árboles, en un charco de agua, ve las nubes blancas, el atardecer, la sonrisa del vecino. Absolutamente todo lo que se encuentra en su entorno puede convertirse en una imagen estética. Sus obras no tratan temas políticos ni religiosos. Encuentra en la cotidianeidad la belleza artística.

Cuando se acerca al personal de la delegación Coyoacán les propone hacer una escultura y pide sólo el material. Le dejan el tema libre y elige un paisaje cotidiano. Recuerda aquella fotografía que tomó hace siete años, la de los niños que trabajan en la calle.

Con la foto en mano Sixto Gerardo comienza con el proceso: primero plasma la imagen en plastilina, después la talla en madera, realiza el molde y por último hace el vaciado de resina en la avenida Aztecas a la altura del mercado de “La Bola” en la colonia Ajusco.

Algunas de sus esculturas son: Ideas suspendidas, obra fundida en metal, El Colatero realizada en Álamo, Veracruz, el año pasado. Además hizo pinturas como Zapata y Mujer Ofrenda en Tampico. Ha tenido varias exposiciones  en las delegaciones Tlalpan y Coyoacán. Y ha dibujado paisajes urbanos y figuras humanas, en lo que considera una etapa efímera de su vida.

Sixto Gerardo Sánchez Reyes, ha  realizado un homenaje a los niños que trabajan en la calle y  titula a su obra por la posición en que están colocados: Camino al cielo.

A las personas que pasan por el lugar les llama la atención  el niño que lleva  puesta la máscara del ex presidente Salinas.

La escultura puede confundirse con fines políticos, pero la imagen es un reflejo de estética urbana. Durante su labor en avenida Aztecas recibe un comentario de unas personas mayores: “Oiga, ese que está allá arriba es Salinas, el de en medio es Obrador y el de abajo es Fox, ¿verdad?”.  Produce una sonrisa de ingenuidad en el escultor.